El campo de pruebas de Volkswagen Caminhões e Ônibus para los camiones y autobuses que salen de la planta de Resende cumple cinco años.
Con la mayor diversidad de obstáculos por metro cuadrado, este campo de pruebas es considerado el más eficiente del continente en términos de uso del espacio y complejidad de las pruebas, con 35.500 metros cuadrados de área, equivalente a cuatro campos de futbol.
Volkswagen Caminhões e Ônibus es un referente mundial de tecnologías en su segmento, y una de sus cartas de triunfo es justamente este espacio, donde un kilómetro recorrido puede corresponder a 50 km en las carreteras.
En total, hay 26 condiciones diferentes de rodaje en la pista del fabricante de automotores.
Durante estos años, el campo de pruebas se convirtió en el escenario de importantes certificaciones, como la nueva familia Delivery, el VW de peso extra pesado y, más recientemente, el e-Delivery.
Los beneficios alcanzan no sólo a Volkswagen, sino también a otras marcas del grupo. Además, el espacio también se utiliza para albergar importantes eventos internos y externos.
Campo de pruebas con estándares internacionales
Una capa gruesa de más de 20 centímetros de hormigón, combinada con el uso de malla de acero y fibras poliméricas, asegura la resistencia necesaria para la continuidad de las condiciones de todos los pavimentos especiales en el campo de pruebas, a largo plazo.
En total, se trasladaron más de 3 mil 300 camiones de tierra para la construcción. Todo el proyecto sigue estándares internacionales para este tipo de pruebas y certificación.
Las pautas de pavimentación brasileñas se adoptaron como estándar para la construcción del proyecto, pero otros carriles del Grupo Volkswagen en Europa también sirvieron como referencia, asegurando la equivalencia entre los resultados obtenidos.
A lo largo de todo el campo de prueba, los sistemas capturan el agua de lluvia, separándola de otros elementos, para eliminar cualquier posibilidad de contaminación del suelo y las aguas subterráneas.
La alta densidad de obstáculos por metro cuadrado también incluye una lógica medioambiental: la menor duración de las pruebas, por su alta intensidad, reduce las consiguientes emisiones generadas por cada test.