El de la energía es un mundo casi mágico. Desde su principio básico de conservación: no se crea ni se destruye, solo se transforma. Y los expertos han encontrado diferentes formas de adaptarla para impulsar la movilidad de los automotores terrestres.

La lista incluye biomasas, etanol, hidrógeno, biodiesel, gas natural con variantes como el sintético, biometano, gaseoso (GNC); licuado (GNL) y licuados del petróleo (GLP); las celdas de combustible, la electricidad. Incluso algunas combinaciones entre ellas.

Las gasolinas y el diesel siguen siendo las principales fuentes de energía en el mundo y se les quiere destituir por el bien del medio ambiente. El gas natural y la electricidad llevan la ventaja en esa carrera de los combustibles alternativos.

El ingeniero mecánico Javier García Osorio, egresado de la UNAM, hace el recuento, aunque subraya, lo importante es el uso eficiente de la energía. A difundir esa tarea ha dedicado más de 30 años.

“Lo más importante es que seamos analíticos, estudiosos y que no nos quedemos en la ignorancia del valor de las tecnologías que existen afuera y que puedan existir dentro de nuestro país, de nuestra empresa. Los mexicanos tenemos la obligación de, si no hemos podido crear tecnología, lo menos que podemos hacer es conocerla bien para usarla adecuadamente”, enfatiza.

El director de Movilidad y Transporte de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee) mira la historia como una espiral ascendente y la electromovilidad que hubo a principios del siglo pasado en México podría regresar con modernas versiones de tranvías, tren ligero, trolebuses o con los autos eléctricos e híbridos. Es la tendencia mundial.

Aunque será un largo proceso para contar con la infraestructura necesaria de distribución. Así sucedió con los combustibles fósiles, el GNV lo empieza ahora en México y lo mismo pasará con las nuevas alternativas.

Pero no hay tiempo que perder. Mientras se teje la evolución, Javier García Osorio reitera una frase clave: capacitación para que los recursos energéticos sean aprovechados al máximo. Ese es uno de los objetivos de la Conuee.

El organismo se ha convertido en un verdadero aliado de los transportistas de carga y pasaje, así como de la Administración Pública Federal, para mejorar su operación energética con documentación, seminarios web, evidencia de las nuevas tecnologías y asesorías.

Todo comenzó cuando la institución se llamaba Comisión Nacional para el Ahorro de Energía (Conae). Era 1989, México ingresaba a la era atómica con la nucleoeléctrica Laguna Verde y se inauguraba el Tren eléctrico Urbano de Guadalajara.

Recuerda García Osorio que, en el transporte de carga, “la labor inicia con diagnósticos energéticos en varias empresas, se comparaban con indicadores de otros países y se establecían mejoras con características particulares del país con el apoyo de expertos de la Unión Europea, alemanes y franceses principalmente”.

En 2003, en alianza con la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), ponen en marcha el programa Transportista Eficiente. Ya entonces se proponía capacitar a los operadores, mejorar el mantenimiento preventivo y la selección adecuada de vehículos para operaciones específicas. En 2008 nace Conuee. El trabajo conjunto con Canacar se fortalece con seminarios, asesorías, estudios y en la actualidad el Distintivo Canacar considera cuatro elementos de eficiencia energética; los mismos que son base del curso de transporte que ofrece la Fundación Carlos Slim.

La capacitación, los mantenimientos y elección correcta del vehículo también son pilares en el transporte de pasajeros, aunque su propia dinámica se abre a nuevas tecnologías con los autobuses a GNV, híbridos y eléctricos, así como innovadoras formas de negocios que impulsan la movilidad colectiva.

La Conuee considera esos elementos y la necesaria capacitación sobre los sistemas inteligentes, la telemática y la telemetría. “Lo importante es que los transportistas conozcan y reconozcan qué tecnologías están llegando, cómo están llegando, hacer un análisis costo-beneficio.

A veces el alto costo de un vehículo nuevo provoca la negativa a actualizarse, sin embargo, los beneficios que pueden dar son mayores a largo plazo al tiempo que cumplen con su responsabilidad con el medio ambiente”.

Graduado de Maestría con una tesis sobre termo fluidos, Javier García Osorio señala: “Tenemos que cambiar la forma de ver las cosas porque las herramientas y los objetos cambian; los objetivos cambian y la energía también, es la forma de transformar la movilidad”.