Bosch está entrando en el mercado de las celdas de combustible móviles y allanando el camino para el avance de esta tecnología en camiones y automóviles. Un componente crucial aquí es la pila, en cuyo núcleo el hidrógeno se convierte en energía eléctrica.

Para mejorar y fabricar estas pilas, Bosch ha formado una alianza con Powercell Sweden AB, el fabricante sueco de pilas de celdas de combustible. Según el acuerdo, los dos socios trabajarán conjuntamente para hacer que la celda de combustible de membrana de polímero-electrolito (PEM) esté lista para la producción a más tardar en 2022.

A largo plazo, el negocio de celdas de combustible móviles puede valer miles de millones de euros para Bosch. Se estima que hasta el 20% de los vehículos eléctricos en todo el mundo funcionarán con celdas de combustible para el 2030.

Bosch cree que las mejores oportunidades para una amplia adopción de la tecnología de celdas de combustible se encuentran en el mercado de vehículos comerciales. Un kilogramo de hidrógeno contiene tanta energía como unos tres litros de diesel. Para 100 kilómetros, un camión moderno de 40 toneladas requiere de siete a ocho kilogramos de hidrógeno.

Los requisitos de la flota de la UE para camiones requieren una reducción de las emisiones de CO2 en un 15% en promedio para 2025 y de un 30% en 2030. La opinión de Bosch es que este objetivo solo puede alcanzarse electrificando cada vez más el tren motriz.

La pila de combustible puede jugar un papel decisivo, pues una vez que se hayan establecido en camiones, los trenes de propulsión de células de combustible de Bosch se encontrarán cada vez más en los automóviles de pasajeros y los costos se habrán reducido progresivamente.