La posible imposición de un 25 por ciento de aranceles por parte de Estados Unidos a las autopartes y vehículos importados desde México y Canadá, podría generar importantes repercusiones en la industria automotriz norteamericana, afectando costos, producción y demanda.
De acuerdo con la Industria Nacional de Autopartes (INA), la aplicación de estos aranceles incrementaría en tres mil dólares el precio promedio de los automóviles en Estados Unidos, lo que afectaría directamente al consumidor final.
Además, se estima que las ventas de vehículos en ese país disminuirían en un millón de unidades debido al encarecimiento de los productos.
Interdependencia de la industria en Norteamérica
De acuerdo con Gabriel Padilla, director general de INA, el comercio automotriz entre Estados Unidos, México y Canadá está altamente integrado. Actualmente, de cada 10 vehículos vendidos en esa nación, cinco se producen en el país vecino, dos en México y uno en Canadá.
Asimismo, explicó que las autopartes cruzan las fronteras hasta ocho veces antes del ensamble final, lo que evidencia la interdependencia del sector.
“Uno de los efectos más preocupantes de los aranceles sería la reducción del 15% en las importaciones estadounidenses, afectando directamente la cadena de suministro regional”, refirió.
En caso de que Estados Unidos dejara de adquirir vehículos provenientes de México y Canadá, se requerirían aproximadamente 18 nuevas plantas de manufactura y una inversión superior a 50 mil millones de dólares para sustituir la producción importada.
Retos y estrategias para la industria mexicana
México, uno de los principales proveedores de autopartes y vehículos para Estados Unidos; en este contexto, enfrenta un panorama incierto ante estas medidas, por lo que la posible implementación de estos impuestos obligaría a fabricantes y ensambladores a desarrollar estrategias para mantener su competitividad en un entorno desafiante.
Precisó que “entre las alternativas que el sector ha identificado para mitigar el impacto destacan la innovación en manufactura, la inversión en tecnología y el fortalecimiento de la proveeduría local”.
Lo anterior, sumando el fenómeno al nearshoring también representa una oportunidad, ya que muchas empresas buscan trasladar su producción a México para mantener su cercanía con Estados Unidos y reducir costos logísticos.
No obstante, para aprovechar este potencial, se debe reforzar la infraestructura, impulsar la capacitación del talento y generar condiciones que atraigan nuevas inversiones.
Perspectivas a futuro
El directivo de la INA, prevé que la industria de autopartes en México continuará creciendo, impulsada por la electromovilidad y la digitalización.
Sin embargo, será crucial que el gobierno y el sector privado trabajen en conjunto para mitigar el impacto de los aranceles y garantizar la estabilidad del sector en los próximos años, apoyado en el T-MEC.
“México tiene el potencial de consolidarse como un pilar en la manufactura global de autopartes, pero deberá enfrentar con estrategia los retos derivados de las políticas comerciales internacionales”, añadió.