Cada año, el Día de las Madres desencadena una verdadera carrera contra el tiempo. El desafío logístico exige más que rapidez a los distribuidores, es un tema precisión que depende, en gran medida, de equipos y herramientas para el transporte refrigerado que estén a la altura de las necesidades.
Ivan Collazo, director general Latin America de Thermo King señala:
“Sin soluciones refrigeradas para el transporte mayorista y unidades de última milla con control térmico, la logística de productos perecederos serían prácticamente imposibles en un país con climas tan extremos y variados como México”.
Las empresas distribuidoras que abastecen a comercios en todo el país saben que no basta con rapidez; se necesita control térmico.
Un camión de carga con sistema de refrigeración calibrado puede hacer la diferencia entre una flor frondosa y una flor marchita, entre un chocolate con el brillo perfecto y uno con vetas blancas, entre un perfume que huele como debe… y uno que perdió su esencia por el calor.
Entonces, ¿cómo gestionar la logística de productos perecederos?
Incidentes como los ejemplos mencionados pueden evitarse con planificación y herramientas adecuadas.
Temperatura controlada
Para ello, Collazo indica que “es indispensable que tanto camiones como camionetas de reparto estén equipados con unidades de refrigeración diseñadas para conservar el rango de temperatura óptimo según el tipo de producto transportado”.
Además, recomienda realizar un monitoreo constante de la temperatura en tiempo real para anticiparse a cualquier falla o desviación.
Así mismo, el experto de Thermo King indica que “los operadores de transporte deben capacitarse continuamente en el manejo de productos sensibles al calor y entender que no es lo mismo trasladar una caja de herramientas que un lote de cosméticos de alta gama.
Por su parte, los responsables de almacén deben coordinar con precisión la carga y descarga de estos productos, minimizando el tiempo de exposición a temperaturas inadecuadas”.
Para los operadores logísticos, el verdadero éxito de una entrega en el Día de las Madres no se mide únicamente por la calidad del producto, sino por la precisión del proceso que lo respalda.
Que un ramo de peonías llegue intacto a manos de una madre en Tijuana, o que una caja de trufas conserve su forma y sabor al abrirse en Mérida, no es obra del azar, es el resultado de una logística de productos perecederos cuidadosamente planificada y ejecutada.
En ese escenario, el transporte refrigerado cobra un protagonismo esencial en este desafío logístico.
Detrás de cada regalo que parece “un detalle fácil” hay un equipo que opera con precisión, tecnología y compromiso para garantizar que el obsequio conserve su esencia, sin importar la distancia ni el clima.