Consejos Bridgestone contra el hidroplaneo

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Durante esta época en la que se presentan lluvias fuertes, uno de los mayores riesgos a los que se exponen los conductores es el fenómeno denominado hidroplaneo, una situación riesgosa que pudiera presentarse al circular a cierta velocidad sobre caminos pavimentados con grandes acumulaciones de agua.
 
El hidroplaneo se genera cuando las ranuras de la banda de rodadura en un neumático no logran expulsar de forma rápida el agua que se concentra debajo de él, provocando menor adhesión a la superficie y una pérdida repentina del control del vehículo. Bridgestone, líder mundial en la fabricación de neumáticos y otros productos diversificados, brinda cuatro consejos estratégicos que ayudarán a mantener la seguridad durante la conducción en épocas de lluvia:

Revise el nivel de desgaste de los neumáticos: para que la adherencia del vehículo en el pavimento mojado sea óptima, los neumáticos deben estar en buen estado y SIN rebasar el indicador de desgaste que se encuentra en la banda de rodadura. Es importante reemplazarlos inmediatamente si está expuesto y es visible fácilmente.

Verifique la presión de inflado de los neumáticos: este factor juega un papel fundamental para garantizar un correcto desempeño de las llantas sobre superficies mojadas; ya que, permite mantener el contacto óptimo con la superficie y reducir los efectos del hidroplaneo parcial o total.

Rote los neumáticos de manera periódica: las llantas presentan diferentes niveles de desgaste dependiendo de la posición en la que se encuentran montadas. Una rotación adecuada, asegurará que las cuatro ruedas adquieran un desgaste uniforme y óptimo para su desempeño, aún sobre superficies mojadas.

Disminuya la velocidad: Rebasar los límites establecidos aumenta las probabilidades de que se presente un fenómeno de hidroplaneo. A mayor velocidad de conducción sobre superficies mojadas, mayor será la cantidad de agua que la llanta tenga que desplazar y menor será el control que se tenga sobre el vehículo.
Conducir a una velocidad menor a 50 km/h permite que los neumáticos desplacen el 100% del agua que existe sobre el camino; mientras que, superar los 90 km/h puede provocar una acumulación excesiva de agua entre la superficie y la llanta, generando que los neumáticos tarden mayor tiempo en drenarla, se pierda adhesión a la superficie y se reduzca la capacidad de frenado.
 
«Extremar precauciones al momento de conducir, así como utilizar los neumáticos en buen estado y con la presión de inflado correcta, permitirá a los conductores minimizar los riesgos del hidroplaneo y mantener una conducción segura», comentó Carlos Mondragón, gerente de Ingeniería de Ventas para Bridgestone Latinoamérica Norte, BS-LAN.
 

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