Marcopolo presentó el primer prototipo de microbús autónomo, un modelo Volare Attack 8 que no requiere de intervención ni monitorización remota.

La tecnología se puede programar para operar en el rango óptimo de eficiencia, lo que permite una reducción en el consumo de combustible y la emisión de contaminantes, con un alto nivel de seguridad y comodidad.

André Vidal Armaganijan, CEO de Marcopolo, indicó que la compañía identifica oportunidades de mercado, nuevas áreas de acción e innovaciones.

“Miramos atentamente al futuro de la movilidad y buscamos actuar con tecnologías de vanguardia, porque los vehículos de paseo ya están avanzando hacia la conducción autónoma. Creemos que es una alternativa moderna y efectiva”, añadió.

El desarrollo del microbús autónomo fue liderado por la división Marcopolo Next, en asociación con Lume Robotics, una startup brasileña de movilidad autónoma.

El prototipo, con capacidad para 21 pasajeros, cuenta con un avanzado sistema robótico para viajar de forma autónoma en situaciones específicas, como los circuitos cerrados de baja velocidad.

La empresa Curtis-Wright participó en la instalación del selector eléctrico de cambio, y Soha, startup especializada en Internet de las Cosas (IoT), desarrolló los sensores para monitorizar en tiempo real la ocupación de los asientos y el uso del cinturón de seguridad.

La tecnología autónoma se puede aplicar a cualquiera de los autobuses de Marcopolo, siempre y cuando tengan transmisión automática, sin embargo, el Volare Attack 8 se consideró ideal para esta etapa de estudios por su versatilidad.

Marcopolo presenta el primer prototipo de microbús autónomo

Todo el hardware y el software están integrados directamente en el vehículo y no requieren conexión a Internet, lo que refuerza la ciberseguridad del prototipo, ya que todas las funciones de conducción se realizan sin acceso a Internet.

Se han instalado módulos de control eléctricos y neumáticos para controlar la dirección, frenos, acelerador y cambio. El vehículo cuenta también con un ordenador de procesamiento de datos y un conjunto de sensores compuesto por cuatro LiDAR instalados en los laterales delantero y trasero.

Una cámara, una unidad de medición inercial (IMU), y un GPS facilitan observar el entorno circundante, como la velocidad instantánea, estado de los cambios, nivel de combustible y posibles fallas, entre otros.

Todos los datos se pasan al ordenador de procesamiento de datos, que controla el funcionamiento del microbús.