Electromovilidad requiere una política nacional con reglas claras y certidumbre

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Un estudio de Frost & Sullivan concluyó que el mercado mexicano está listo para transitar a la electromovilidad. Por lo tanto, es urgente establecer acciones ordenadas, reglas claras y dar certidumbre a esta evolución con una política nacional de electromovilidad en México.

La consultora desarrolló la investigación a petición de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).

José Zozaya, presidente ejecutivo de la AMIA, destacó que los resultados del estudio reafirman la necesidad de establecer incentivos a la producción y a la adquisición de este tipo de vehículos; desarrollo de infraestructura de carga a nivel nacional y la disponibilidad de energías limpias, suficientes y asequibles.

“El desarrollo de la electromovilidad tiene distintas etapas que requieren de acciones coordinadas; de un marco regulatorio que cuente con un esquema robusto de promoción e incentivos que permita a las empresas invertir en nuevas plantas de producción o en la reconversión y expansión de las actuales”, indicó.

Como se sabe, México es séptimo productor y cuarto exportador de vehículos ligeros en el mundo; registra un millón de empleos directos, bien pagados, y beneficios indirectos a casi 29 millones de mexicanos.

Lorena Islas, Directora de Consultoría para América Latina Frost & Sullivan, dijo que es importante actuar de inmediato para que la industria automotriz mexicana mantenga o mejore ese liderazgo.

“Hacerlo hasta dentro de 3 o 5 años puede ser muy tarde”, sentenció. AMIA-Fros&Sullivan

Electromovilidad requiere una política nacional con reglas claras y certidumbre

Las Recomendaciones para una política nacional de electromovilidad en México se ajustan a la realidad que vive el país. Frost & Sullivan hizo un análisis durante dos años sobre las diversas vertientes que influyen en la transición a las tecnologías de cero emisiones.

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Estas recomendaciones van desde fortalecer la cadena de suministro regional contribuyendo a la sustitución de importaciones de China (nearshoring), hasta potenciar la capacidad de la industria local de acceder a los beneficios de la Ley de Reducción de Inflación de Estados Unidos.

Idealmente, señalaron, esta estrategia debería de surgir en la oficina de la Presidencia de la República, para que todas las entidades involucradas puedan estar alineadas con base en los objetivos que se definan.

Además, la política nacional debe involucrar el compromiso y acciones de distintos organismos de gobierno como son los de medio ambiente, energía, infraestructura, promoción de industria e inversión, empleo y educación, así como de movilidad urbana.

A causa de las próximas elecciones en México, el avance real en la formulación de la política nacional de electromovilidad se vislumbra para 2025.

Mercado interno y las oportunidades potenciales

Durante 2022 se vendieron en el mercado interno 51,065 vehículos con este tipo de tecnologías, que representaron el 4.7% de las ventas totales de vehículos ligeros (Un millón 86 mil 58 unidades), ese año.

La adopción de la política integral de transición hacia la electromovilidad incrementaría la penetración de este tipo de vehículos hasta el 39% del total de ventas de vehículos ligeros en México para 2030. Sin un marco regulatorio, el crecimiento sería de apenas un 19 por ciento.

De igual modo, se resaltó la necesidad de incrementar el número de estaciones de carga para lograr una mayor adopción de vehículos electrificados (híbridos eléctricos conectables (PHEV), eléctricos 100% de batería (BEV), eléctricos de celda de combustible (FCEV)).

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Actualmente, existen en México alrededor de 1,336 estaciones de carga pública o semipública, con un total de 3,206 conectores, o sea, 2.4 de conectores por estación y no toda la energía proviene de fuentes verdes.

Si bien es el país con la red de carga más grande de América Latina, estamos aún muy por debajo de los países que más han avanzado en el mundo.

El estudio resalta la relevancia que la electromovilidad tiene en el cumplimiento de compromisos internacionales, tales como el Acuerdo de Paris, y de las propias empresas automotrices globales que operan en territorio nacional.

José Zozaya y Lorena Islas destacaron las ventajas competitivas que posicionan a México en una situación inmejorable y con un alto potencial para la producción de vehículos electrificados, de la mano de una transformación a tecnologías de energías limpias.

 

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